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Cuba también tuvo un “Caso John Lennon”


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La tarde del 12 de noviembre de 1940 se presentaba gris y fría, con los naturales amagos de un tardío invierno; quieta, como cualquier otra de la ciudad de Remedios. Por la calle José María Espinoza (luego, Independencia) caminaba de prisa un hombre vestido con un saco color carmelita claro, abrochado y con un sombrero de pajilla blanco. Cuando pasó frente a la iglesia mayor miró para el reloj del campanario y siguió su camino hacia el correo. Unos minutos después se le acercó un hombre alto, de pelo castaño, que vestía pantalón caqui, camisa de mezclilla y sombrero alón, que era el uniforme de los escoltas de la cárcel de Remedios. Intercambiaron unas pocas palabras y el que vestía elegantemente continuó su camino.

Al pasar frente a la barbería de Heriberto Hernández, saludó a uno de los clientes. A unos pasos estaba un puesto de venta de hortalizas y frutas. Allí le dio alcance el hombre que unos minutos antes había conversado con él, empuñando un revólver Colt calibre 38. Cuando estaba a unos pasos de su víctima lo llamó, y cuando este se volvió, le hizo dos disparos, uno a la distancia de poco menos de un metro y el otro a boca de jarro. El agredido fue auxiliado por dos transeúntes que lo condujeron a la Casa de Socorros en un auto particular. Llegó cadáver.

En el sitio de la agresión existe una tarja conmemorativa del pueblo como homenaje al Dr. Alejandro García Caturla.

El criminal era un sujeto nombrado José Argacha, escolta de la cárcel de Remedios, al cual el juez García Caturla le seguía una causa judicial por maltratos físicos contra la ciudadana Benedicta Espinoza.

Ya desde días antes García Caturla había sido amenazado de muerte y por tal motivo, el 12 de noviembre de 1940, se había dirigido por escrito al Ministro de Gobernación solicitando la renovación de la licencia para portar un revólver Colt calibre 32, que no llegó a usar nunca.

Su esposa, Catalina Rodríguez Ariosa, el día de su muerte le había dicho: “Alejandro, cuando uno tiene enemigos no debe hacer siempre el mismo recorrido y tú vienes siempre por el mismo lugar. Para que yo no me preocupara me dijo: No Catana, despreocúpate, ya afortunadamente el peligro pasó”.

Cuando el agresor le disparó a García Caturla salió corriendo, y el pueblo detrás de él para lincharlo. Llegó al cuartel jadeando y en la puerta un guardia le preguntó qué pasaba; Argacha le contestó: “que maté a Caturla”.

En horas de la tarde del 13 de noviembre una multitud acompañó el cortejo fúnebre hasta el cementerio. La Banda Municipal tocaba una marcha luctuosa. Fue un día de duelo popular espontáneo en todo Remedios.

El 7 de marzo de 1906, en la casa situada en la calle José Antonio Peña No. 14, en Remedios, el llanto de un niño se dejó escuchar a las cinco y media de la mañana. Había nacido el primogénito del matrimonio de Diana y Silvino, que llevaría los nombres Alejandro Evelio Tomás Othón, el cual se convertiría en una de las personalidades prominentes de la música cubana y un reconocido defensor de las leyes desde su cargo de juez.

En 1915 comenzó a estudiar música. En 1920 viajó a La Habana expresamente para asistir a las funciones, en el entonces Teatro Nacional, de las óperas La Traviata, Rigoletto y La favorita, que la Compañía Bracalé presentaba. Luego, el 22 de mayo de ese mismo año, aplaudiría a Enrico Caruso en el mismo teatro.

Contando solamente con trece años de edad da rienda suelta a su espíritu artístico, y escribió cuarenta y tres poemas, tres dramas y dos novelas que dejó inconclusas. En 1921 ya era pianista, violinista y cantante. Su primo José Gastón Caturla, tenía una orquesta Jazz Band donde más de una vez tocó unas veces el piano y otras el violín. Comenzó a sobresalir como pianista y su primera presentación fue en el teatro Niza, de Remedios. Su preferencia por la música afrocubana era notable. Asistía a las fiestas y ceremonias religiosas del culto de la religión africana en la ciudad. En 1923 inicia los estudios de Derecho Civil. El Jazz Band Caribe, surgido en las aulas universitarias, lo tendrá como pianista y director.

La primera audición de una obra de García Caturla ocurrió el 19 de abril de 1925, cuando la Orquesta Sinfónica de La Habana —dirigida por el maestro Gonzalo Roig—, dejó escuchar el Minuet de la Pequeña suite de Conciertos en el Teatro Nacional. El 4 de octubre de ese año presentó el bolero Ingratitud, interpretado por María Fantolli, con su autor al piano. A la par con la música, terminó sus estudios de abogado. Ejerció su profesión con insuperable dedicación y, paralelamente, trabajaba en la composición musical con notable éxito. El 13 de marzo de 1927 la Orquesta Filarmónica, dirigida por el maestro Pedro Sanjuán, le estrenó Preludio para cuerdas. En ese año su producción musical alcanzó un gran impulso y al mismo tiempo fue designado Juez Municipal de Placetas.

Pero París era un destino obligado para el arte, y en 1928 ya estaba en la capital de Francia. Allí se dio a la tarea de revisar y recomponer sus obras. Se hospedaba en el mismo hotel que albergaba a Alejo Carpentier, con quien entabló una gran amistad. Luego estuvo en Madrid para asistir a los festivales de música en el Palacio de las Naciones. Después de triunfar en Europa regresó a Remedios, allí recibió el título de Hijo Eminente y Distinguido.

1931 fue el año de su obra más renombrada, Bembé, que tuvo una gran repercusión en México y París. Antes, en 1928, el maestro Amadeo Roldán estrenó Yamba O, inspirada en un poema de Carpentier, una obra capital en la producción sinfónica de Caturla. La dualidad de músico eminente y la de juez la ejercía con dedicación y estudio, convirtiéndose en un compositor de la vanguardia musical cubana reconocido en el mundo entero.

En 1940, a los 34 años de edad, fue ultimado a tiros. Otro gran músico y compositor, John Lennon, fue asesinado de igual forma. Este último posee una hermosa escultura en un céntrico parque de La Habana. Caturla tiene un museo con su nombre en la ciudad que lo vio nacer y morir.

 

FUENTE:

—Henríquez, María Antonieta: Alejandro García Caturla. Ediciones Museo de la Música, 2006.


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